miércoles, 9 de diciembre de 2009

Lesbian vampire killers (2009) de Phil Claydon

Este año el Festival de cine fantástico de Sitges ha sido bastante bizarro aunque viene siendo habitual en los últimos años. El cine de terror no tiene tantos reparos en tratar determinados temas que en otras producciones serían tabú y la homosexualidad es uno de ellos. Ya desde los inicios del cine era este género el único que se permitía ciertas licencias. En El Celuloide Rosa lo explico con un poco más de profundidad pero se podría resumir diciendo que este cine no era destinado a las grandes salas comerciales y por tanto había más libertad creativa. Además los "monstruos" de esas películas ya eran personajes transversales y fuera de la ley con lo que la censura no se molestaba demasiado en dulcificarlos (los malos, cuanto más raros mejos). Así sucede en alguna película como La hija de Drácula (1936) de Lambert Hillyer, donde una vampira tiene especial predilección por jovencitas y hay escenas de cierta intimidad. Por diversa documentación que ví, esa película se convirtió en una de las pocas referencias de la época para las lesbianas. Con la excusa de nuestra protagonista de hoy me he ido a otros terrenos pero es que tampoco hay mucho que decir de ella. En este caso el lesbianismo no tiene ninguna justificación especial ni es reivindicativa de nada. Se trata de una película inglesa más bien cómica al estilo desenfadado de otras producciones británicas de terror recientes como la famosa Zombie's party (Shaun of the dead, 2004) de Edgar Wright o Doghouse (2009) de Jake West, que también se pasó en esta edición de Sitges y que proponía otra historia bizarra en la que unos jóvenes visitan un pueblo donde todas las mujeres se han convertido en zombies. Los tiros van por un camino parecido en Lesbian vampire killers ya que las mujeres de una población se vuelven lesbianas y vampiras. Lo del lesbianismo no va tanto dirigido al público homosexual sino al masculino, ya que con esa excusa se aprovecha para poner escenas tórridas con mujeres con poca ropa, que es algo que también ha sido muy habitual en la historia del cine como en toda la saga de Emmanuelle, en cintas de David Hamilton como Bilitis y en otras películas de cárceles de mujeres y cosas por el estilo. Por cierto, no sé si se prepara una segunda parte pero este ejército de jovencitos deciden en la escena final que quieren seguir sus aventuras para liberar el mundo de seres extraños y se ve la imagen de una silueta de un hombre lobo con un aullido muy amanerado: ¿Gay werewolf killers habemus?